lunes, 24 de marzo de 2014

FELICIDAD Y SUEÑO DE VIDA: DESEOS DEL EGO / ANHELOS DEL ALMA



Entre el vivir y el soñar
hay una tercera cosa.
Adivínala.
   Antonio Machado

Hoy en día se ha puesto en el tapete el tema de los sueños, yendo su significación desde los puros deseos del ego, ese núcleo de conciencia nuestro de la 3D, de nuestra Personalidad o Yo psicocorporal, los cuales con frecuencia están signados por los valores socioculturales: en nuestro caso, por el consumismo occidental. Ansiamos, sobre todo, tener bienes materiales (casa, carro, yate, etc.) y/o vivir lo que Seligman desde la Psicología Positiva llama "la vida placentera", centrada en generar emociones positivas desde una actitud hedónica, como cuando comemos un plato que consideramos suculento, un helado, escuchamos música, viajamos, deleitando a los sentidos y a nuestra emocionalidad con actividades de este tipo, entre otras.

Estos son aspectos positivos, porque contribuyen a incrementar en cierto grado los niveles de felicidad, como se ha evidenciado, pero en un estrecho margen, llegando a un punto en el cual la curva de crecimiento de la satisfacción vital llega a un tope. Además, hay elementos vitales de esta "vida placentera" que implican satisfacer las necesidades de los dos primeros escalones de la Pirámide de Necesidades de Maslow y que son importantes, al superar "estados de pobreza" (físico. emocional, mental...), que sí tienden a tener un alto grado de correlación con la infelicidad.

Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar.
   Antonio Machado



La felicidad se incrementa significativamente cuando, de acuerdo a la Psicología Positiva, despertamos a la "vida comprometida" y la "vida Significativa", las que más agregan valor a la "Vida Plena" (que engloba a las tres "vidas" mencionadas) o "Bienestar Psicológico Subjetivo" como lo llaman otros psicólogos, comenzando a satisfacer necesidades de rango medio y superior de la Pirámide de Necesidades de Maslow. Este despertar a la "vida comprometida" consiste en concientizar y cultivar nuestras capacidades o "talentos", cultivándolos al inyectarles "conocimientos" y "destrezas", para transformarlos con estos elementos y una "práctica disciplinada" en "fortalezas" que, al aplicarlas en funciones laborales o profesiones adecuadas o propicias, vehiculizan las virtudes de nuestra Personalidad y nuestra Alma. Se llama comprometida porque implica una dedicación congruente en actividades apasionantes que nos permiten experimentar "experiencias óptimas" (llamadas de flujo -flow-) altamente gratificante, de ensimismamiento (hasta el punto de perder la noción de tiempo y a veces del espacio) y que en su grado máximo coinciden con experiencias místicas (cuando perdemos noción del ego y entramos en una campo de conciencia fluyendo con un Todo mayor).

Si vivir es bueno,
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar.
   Antonio Machado

Y mejor aún es "despertar" al nivel superior de la "necesidad de crecimiento" o metamotivación de la Pirámide de Maslow, llamado "autorrealización" (a la que posteriormente agregó un nivel superior de "autotrascendencia"). La autorrealización implica despertar a un nivel de "campo energético espiritual", el Ser donde subyacen nuestras potencialidades psicoespirituales en espera de materialización (llevar el Cielo a la Tierra): en ese espacio de "infinitas posibilidades" conectamos con talentos superiores y Valores-del-Ser que conllevan el entrar en procesos evolutivos, con cuyos recursos es propicia la ocasión de iluminar nuestra "Sombra" o lado inconsciente (donde se encuentran aspectos de nuestro ego o yo inferior que generan inercia o resistencia al cambio, e incluso algunos se oponen a ello) para superar las propias barreras psicológicas, actitudinales y energéticas inerciales.

Este ingreso en estos niveles con frecuencia conllevan la revisión de nuestra identidad y el contactar con una identidad más profunda, descubriendo núcleos de conciencia en nosotros más internos, que tradicionalmente hemos llamado Alma, uno, o Espíritu, otro más profundo todavía. Podemos experimentar la Voz de nuestra Consciencia más profunda, el Llamado (Vocación) a un tipo de actividad o vida particular, trazando una Misión-Visión de carácter trascendente, dando curso a la "vida significativa": llevar una vida centrada en la realización de los talentos de nuestro Espíritu y las Virtudes de nuestra Alma, a través de las Fortalezas de nuestra Personalidad, en función de una Misión de Vida ("Sueño") que va más allá de nuestro Ego y nos conecta a un Todo mayor para prestar un "servicio" focalizado o multidimensional, sea la familia, la comunidad o sociedad, la nación, el planeta, el cosmos, Dios... Recordando que este servicio ha de iniciar por ti mismo desde tu Sí-mismo: brindarte lo mejor de ti a ti mismo, creciendo en Amor, Sabiduría y Poder de Realización, manifestando los dones o talentos que "El Campo Cuántico de Consciencia Transpersonal" o Dios nos ha brindado (en nuestro Ser) para que los sembremos y obtengamos una cosecha placentera, gratificante y significativa, para cada uno de nosotros y los demás, en función del Sueño o Querer más profundo, el de nuestro Corazón o nuestra Alma.


¿Con qué nos levantamos todas las mañanas en la mente y en nuestro Corazón? ¿Qué realizamos en nuestro día a día? ¿Solamente los deseos socioculturales del ego? ¿O estos y más allá: los Sueños de nuestra Alma y el Propósito de nuestro Ser? ¿Qué promovemos en nuestra orientaciones: el seguir dormidos dentro del consumismo sociocultural solamente o además el despertar a los Valores-del-Ser, a las Virtudes y Talentos superiores de nuestro Ser?

domingo, 9 de marzo de 2014

SOBRE EL CUIDADO DEL ALMA Y LA VOCACIÓN (Orientación Vocacional desde la Psicología Transpersonal)



Respecto a la lectura del libro de Thomas Moore, "El Cuidado del Alma. Guía para el cultivo de lo profundo y lo sagrado en la vida cotidiana", rescato con este "mapa ideacional" varios de mis aprendizajes experienciales y meditativos, así como de estudios personales, sobre este punto, para compartirlos con otros vivenciadores-estudiosos del tema.

Tomemos en cuenta ciertos pensamientos de C.G. Jung:


 “En la estructura psíquica viviente nada sucede de un modo meramente mecánico, sino en relación con la economía del todo, referido al todo: tiene un objetivo y un sentido. Pero dado que la consciencia no posee nunca una visión panorámica del todo no puede generalmente comprender este sentido.

Jung, C.G. (2002). Recuerdos, sueños, pensamientos. Barcelona: Seix Barral. Pag. 290.

"Existe en el alma un proceso… independiente de las circunstancias exteriores, y que busca una meta."

Jung, C.G. (1944). Psicología y alquimia.

“…De toda mezcla e indistinción inconsciente nace una compulsión a ser y obrar como uno mismo no es. Por eso no puede el individuo entonces ni ser uno consigo mismo ni asumir responsabilidad por todo ello… Pero la desunificación consigo mismo es inclusive el estado neurótico e insoportable del cual uno quisiera librarse. Y la liberación de tal estado sólo se cumple si uno puede ser y obrar como siente que es.

[La persona]"...no es sino una máscara de la psique colectiva, una máscara que finge individualidad, haciendo creer a los demás y a uno mismo que es individual, cuando no constituye sino un papel representado donde la psique colectiva tiene la palabra."

El objetivo de la individuación no es otro que liberar al sí-mismo, por una parte de las falsas envolturas de la persona, y por otra de la fuerza sugestiva que ejercen las imágenes del inconsciente.”

Jung, C.G. (1990). Las relaciones entre el yo y el inconsciente. Barcelona: Paidós.Pag. 127, 50, 169.

Con todo lo anterior, me gustaría promover una reflexión sobre la vocación de vida (ya que la vocación no sólo es refiere al ámbito profesional/laboral) y de otro punto de vista desde el cual puede abordarse: la Psicología Jungiana y su hija, la Psicología Arquetipal, promovida por James Hillman y Rafael López-Pedraza (psicólogo jungiano cubano-venezolano), nos permite hacer una lectura desde la psique profunda de lo vocacional, que entronca con sabidurías antiguas y que recientemente han sido o están siendo rescatadas de los terrenos del olvido con la Psicología Transpersonal y otras "disciplinas". La labor del orientador puede ejercerse desde los linderos de la personalidad, entendida en términos psicosociales, pero puede abarcar aspectos muchos más profundos y transcendentales (el alma, el espíritu, la relación sentida o vivida con el Todo, con el cosmos, con Lo Sagrado) desde perspectivas transpersonales.

¿Cuál es nuestro nivel de consciencia no sólo intelectual, sino sensorial y afectiva de ser "un todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-ético-espiritual"? ¿Cuál es el sentido y objetivo de nuestra vida particular? ¿Es algo que se construye en su totalidad o es algo que en cierta medida descubrimos o que incluso en ocasiones se nos impone como una urgencia sentida de Ser de tal o cual manera? ¿Estamos consciente del propósito (telos) que vehiculiza nuestra alma? ¿Experimentamos ese "llamado" (vocación) como una "voz en sensación o sentimiento" o una "voz audible", tal como lo acontecía a Sócrates con su daimonio? ¿Hasta qué punto respondemos a la psicología colectiva o de masas y estamos, en inconsciencia, actuando parámetros genético-familiares y/o socioculturales, creyendo que estamos manifestando nuestra individualidad espiritual o Ser superior, siendo en última instancia más una "máscara social" (persona o personalidad social)? ¿En qué aspectos y grados nos hemos liberado de los condicionamientos colectivos familiares y socioculturales, y de los aspectos de nuestro inconsciente colectivo, sobre todo de los "automatismos inconscientes de fracaso"?

En fin: ¿Qué tanto estamos conscientes de nuestra Alma (Psique) y vehiculizamos su necesidad o querer más profundo? ¿Y respecto a nuestra Luz o Espíritu (Pneuma) y al Todo o Ser de todo ser?

Por la conveniencia de abordar sistémica o con paradigma de la complejidad lo vocacional es que han surgido perspectivas como la Psicología Transpersonal, el Coaching Transpersonal, el Coaching Multidimensional en PNL (basado en los Niveles Neurológicos, con su práctica del Patrocinio a nivel espiritual) y otras prácticas, que nos permiten hablar de la Orientación Transpersonal como una emergencia transdisciplinaria que nos lleva a ir más allá de la forma en que nos hemos asumido como ser humano, y en la forma de ver y orientar a nuestros asesorados.

Y no olvidemos que en nosotros y en la psique colectiva existen aspectos desde los cuales podemos boicotearnos la conciencia y vivencia de lo auténtico vocacional (el llamado del alma o del Ser), siendo uno de ellos el "complejo de Jonás" (ver entrada anterior de este blog).

Wladimir Oropeza Hernández
Psicólogo / Asesor vocacional