viernes, 4 de febrero de 2011

LA FUERZA DEL SER, LA CURA, LA ILUMINACIÓN Y LA DIRECCIÓN DE LA MENTE, ASPECTOS NECESARIOS PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD

La fuerza de ser es la que puede transformar al mundo
Grande es la necesidad de que los seres humanos se tornen conscientes de la vida interior. Es apremiante ese despertar hacia lo que cada individuo guarda dentro de sí, pues no es la fuerza de las palabras lo que puede transformar al mundo, sino la fuerza de ser. El poder de la transformación está mucho más en lo que se es en esencia que en aquello que se hace externamente.
La situación del ser humano terrestre, en general, es de tal carencia de Luz, que si la Luz le es dada, él la rechaza. No obstante, la aspiración a los planos espirituales necesita ser mayor que el deseo por el mundo, para que podamos recibir el Alimento que nos da condiciones para vivir en la Eternidad. Ese Alimento, que no nos llega a menos que lo busquemos, sólo nos es dado en la cantidad que necesitamos.
Más tarde o más temprano, todos somos colocados ante los portales de la entrega. Llegamos un día a un estado el que no hay más libros que nos instruyan, manos que nos sostengan, palabras que respondan a nuestras demandas – nada que nos satisfaga. Entonces, es hora de encontrar el “único motivo” y en él colocar la vida.
Al ver a los seres humanos moverse inconscientemente, como ciegos, ¿que pensáis hacer? Realizad en vosotros lo que os falta en perfección en el cumplimiento de la ley, para que esa perfección pueda aproximarse a vuestros hermanos.
Nada podéis hacer en lugar de ellos; sólo debéis cumplir lo que os cabe. No hay otro camino para recorrer que no sea el vuestro, y sabed que si lo asumiereis con entereza, suavizaréis el camino de todos. Cuando os desviáis de la meta para ver lo que haríais en lugar de un hermano, ponéis en peligro la claridad de vuestro propio camino.
El destino de cada individuo, a él y al Absoluto les cabe trazarlo. ¿Cómo podéis interferir en esa comunión? Aunque esa Magna Consciencia se exprese a otro ser por vuestro intermedio, no sois vosotros quienes lo estáis haciendo. Por ello, retirad de los ojos la venda de la compasión humana y lavadlos en la fuente pura de la Sabiduría Divina. Bajo el pretexto de estar atados a planos inferiores por causa de un semejante o por causa de una situación, perdisteis infinitas oportunidades de crecer en compasión espiritual. Sólo siendo lo que sois en Espíritu podréis ser por vuestros hermanos.

Extraído del libro "Hora de Curar (La Existencia Oculta)" – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 74 y 75
La clave para la iluminación
La clave para la iluminación del ser humano está en la relación entre los tres niveles* de manifestación de la vida en cada ciclo. Sin embargo, no es suficiente tener conocimiento de la existencia de esos tres niveles para que le sean concedidos la sabiduría y el poder de manifestar la ley, pues ese poder y esa sabiduría provienen del contacto con su núcleo, que está más allá de esa triple manifestación de la cual es raíz.
Existe un principio que une a las partículas materiales y a la vida intangible. Ese principio, que permite la coexistencia de los mundos, debe ser encontrado por el ser humano para que, conociéndolo, pueda colaborar inteligentemente en la gran obra de la Creación. Es importante, pues, que un fervor inextinguible mueva al ser a buscarlo. Cada superación lo prepara para vivir pruebas más sutiles.
El dolor de estar inmerso en la ignorancia tiene que llegar a límites insoportables, a fin de que se olvide de todo lo que concierne a sí mismo y se transforme en un canal para la liberación de los demás. Después de alcanzar niveles más elevados, innumerables veces tendrá que ayudar a los que están aprisionados en la forma, engañados por movimientos fugaces.
Aquel que en realidad sirve al propósito evolutivo profundiza su energía en la sublimidad del cosmos, de la inteligencia y de la materia, y se enfoca en la armonía de esos tres mundos. En ese trabajo, la afinación de la consciencia debe estar acompañada del fortalecimiento y de la elevación vibratoria de los cuerpos y, de modo especial, es necesario actuar desapasionadamente, sin dejarse envolver en lo que ocurre en los niveles concretos. Es necesario, también, aprender de la espontaneidad de la Naturaleza, donde la muerte, la vida y las transformaciones son hechos comunes.

*Ellos son: forma, consciencia y esencia.
Forma: cuerpo; consciencia: alma; esencia (o vida): espíritu (Ser superior)

Extraído del libro "Nuevos Oráculos" – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 104 y 105
La senda para el camino de la cura
En esta época de transición muchos seres estaban destinados a trabajar como instrumentos de cura. Sin embargo, sus elecciones los retuvieron en etapas iniciales y, por eso, no podrán actuar conforme a lo previsto. Están aquellos que persistieron; entre ellos, algunos ya están activos, como terminales de la sublime corriente anclada en los planos concretos de la esfera material. Intenso es el trabajo de Nuestra Hermandad. No hay límite de tiempo ni de espacio para Nuestra labor. La convocatoria es permanente, y por eso el estudiante no debe lamentarse por las faltas del pasado, sino avanzar con tenacidad. Los portales de Aurora se abren de par en par a aquellos que traen en sus centros el sello de la verdad. El fulgor de las esferas celestiales atrae las más bellas corrientes. El imán cósmico responde al llamado. No tengáis dudas: todo será para el Bien.
La verdad es la llama oculta en el interior de los seres. La enseñanza contiene ese fuego en sí misma y, por eso, cada uno reconoce en ella el propio camino. La cura corresponde al fortalecimiento de esa llama, y a la irradiación de su luz en los diversos niveles del ser. Por eso, el curador no se impresiona con la forma, rompe cadenas.
La ascensión es la senda de los elegidos. En una espiral flameante, el silencio latente despierta y recorre cada nivel del ser, quemando obstáculos, rompiendo velos. Es bello ver la ascensión del fuego, es bello ver la respuesta de la luz. La consciencia acoge en sí al infinito. El infinito es la pulsación de la unidad. La consciencia se integra de este modo a su Jerarquía.
Es bello ver el movimiento ascendente de los fuegos. Al actuar como curador, el ser se transforma en una hoguera ardiente, dirigida hacia el infinito.
En el servicio está la llave de la Instrucción y también el portal hacia universos más amplios. Muchos se quedan esperando estar preparados para poder servir, y no perciben que sería precisamente el servicio el que los prepararía para nuevos pasos. Nos referimos al servicio ardiente, a la abnegada entrega del ser a la evolución. Así como un arquero lanza a distancia su flecha, en la tensión flameante el servidor se lanza hacia el infinito. No hay límites para aquel que, con decisión, abrazó el llamado.

Extraído del libro "La formación de curadores" – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 38, 92, 93 y 94 
La mente y el trabajo evolutivo
La mente común no tiene acceso a la vida interna. El mental colectivo de la humanidad hoy es un campo de fricción y de conflicto, donde las fuerzas involutivas están sueltas. La Jerarquía no puede descender a ese nivel porque la desarmonía es tan grande que su luz lo desintegraría.
Para que nuestra mente pueda apoyar el trabajo evolutivo es necesario cuidarla. De lo contrario, habrá una permanente división entre la mente que se rebeló, no comprendió, no concordó y resolvió actuar por su cuenta, y la Jerarquía, que trabaja en los niveles supramentales.
Una forma de incluir a la mente en el proceso de elevación espiritual que el corazón ya experimenta, consiste en estudiar asuntos sagrados. Leer la enseñanza espiritual y reflexionar sobre ella, sistematizar el conocimiento transmitido por la Jerarquía, relacionar los conceptos de varias escuelas de pensamiento espiritual, identificando lo que tienen en común y lo más elevado de cada una, son prácticas que pueden ayudar a la mente a no desviarse del camino y a no convertirse en un obstáculo para el crecimiento espiritual.
Otra posibilidad de trabajo mental consiste en acordarse constantemente del Yo Espiritual que vive en nuestro interior. Si durante el día, al realizar las tareas concretas, nos recordamos y reverenciamos a nuestro Yo Espiritual, comenzamos a establecer una conexión con él y nos abrimos para contactos aún más elevados.
También podemos recordar con frecuencia a la Jerarquía interna de la Tierra y pensar que realizará un trabajo sobre nosotros. A fin de mantener la mente ocupada con ese tema, podemos, entre otras cosas, leer o escuchar conferencias referidas a ese tema, orar y reflexionar sobre las cualidades de determinada Jerarquía que nos inspire devoción.

Extraído del libro "Trabajo Espiritual con la Mente." – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 55 a 57

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