lunes, 24 de enero de 2011

La Conciencia Supramental: clave de la verdadera revolución para la transformación de nuestra vida individual y colectiva

¿En qué aspectos de nosotros y a qué nivel queremos cambiar? ¿Y con respecto a las transformaciones colectivas? ¿Por qué llevamos tantos siglos persiguiendo la felicidad individual y una sociedad de seres humanos felices -recordemos los planteamientos hechos por Platón y Aristóteles- sin que nos hayamos acercado significativamente a tales ideales?

En una investigación hecha a nivel de varios países en el mundo, donde se buscaba determinar si debido a los aumentos en los niveles de calidad de vida también se habían dado aumentos en los niveles de bienestar subjetivo (una nueva forma de llamar a la felicidad), se encontró que no había una correlación significativa. Y esto no significa que el crecimiento en la prosperidad económica no sea importante o deba ser dejada a un lado. Para mí indica que hay una insatisfacción en los hombres y mujeres, una "falta-en-ser" (diría Lacan) que no hemos logrado remediar hasta ahora.

Pero no es que la "cura" de esta condición no exista. Maslow, quien planteó la necesidad de fundar una Psicología Transcendental, estudió a personas que habían alcanzado lo que denominó la "autorrealización": la actualización o realización del Ser, de los Valores-del-Ser y sus potencialidades (dones, virtudes y talentos) inherentes, y que necesariamente llevaba a la fusión con niveles superiores de conciencia, descubriendo una Conciencia Cósmica como base de todo lo existente.

Veamos un ejemplo de persona autorrealizada que nos mostró la existencia de una puerta para provocar una verdadera revolución de la conciencia humana, individual y colectiva.

Wladimir Oropeza
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Sri Aurobindo a principios del siglo XX participó de actividades políticas en pro del movimiento independentista indio, llegando los británicos a acusarlo de subversión. En medio de toda esta agitación revolucionaria, conoció a un yogui, a quien le pidió que le enseñara la forma de meditar para promover una verdadera revolución en su ser: meditar pero "no para sannyasa (renuncia al mundo) ni Nirvana". Aquí comenzó sus experiencias en los niveles superiores de la conciencia, llegando a alcanzar lo que en el budismo se llama el Nirvana, pero resultando ser el inicio de experiencias mucho más elevadas.  "El Nirvana de mi conciencia liberada resultó ser el comienzo de mi descubrimiento, un primer paso hacia la cosa completa, no el único verdadero logro posible ni incluso una culminación final", diría, agregando luego en otra de sus obras que "el Nirvana no puede ser el final del Camino sin nada más allá que explorar… es el final del Camino inferior que pasa por la Naturaleza inferior y el comienzo de la Evolución Superior".

Sri Aurobindo siguió en ese estado mientras publicaba su periódico, organizaba reuniones clandestinas y hablaba en mítines políticos. La policía británica arrestó a Aurobindo por segunda vez al alba del 4 de mayo de 1908. En la cárcel siguió meditando y tuvo una serie de experiencias espirituales. Cuando salió de la cárcel, reanudó su trabajo revolucionario. Esas experiencias le habían permitido lograr una "conciencia de la supermente" en la que las verdades separadas de la existencia ─como la Paz, el Amor, la Belleza, el Poder, el Conocimiento, la Voluntad, etc.─ se experimentan plena e independientemente entre ellas. Pero también se veían claramente las limitaciones de esta conciencia. En ella sólo se experimentan las verdades de una en una. "Ve todo, pero cada cosa desde su propio pinto de vista". La conciencia de la supermente tiene que dividir la unidad y, cuanto más desciende a los planos mentales inferiores, más se fragmenta. Lo que hacía falta entonces era una verdad del cuerpo y la tierra, no sólo una verdad del espíritu y los cielos. Hacía falta otro Poder, uno que pudiera resistir el poder descendente y divisor al que estaba sometido la naturaleza humana. Aurobindo llegó a decir: "el campo de nuestro yoga [disciplina espiritual, como la meditación o la oración] es la vida, no sólo un remoto silencio o un elevado y extático Más Allá de la vida"; "está claro que la mente no ha sido capaz de cambiar radicalmente la naturaleza humana. Podemos seguir cambiando las instituciones humanas infinitamente y, sin embargo, las imperfecciones irrumpirán a través de todas las instituciones… Debe ser otro poder que no sólo puede resistir sino vencer este impulso descendente". Aurobindo llamaba  a este poder oculto "la Conciencia Supramental".

Sus escritos posteriores muestran que, para realizar este nivel de Conciencia, tuvo que atravesar un verdadero infierno, porque no se puede ascender más de lo que se ha descendido. "De cada nivel que conquistamos tenemos que volver para llevar su poder y su iluminación al movimiento mortal inferior", escribió Aurobindo. Porque si la Divinidad tiene que descender hasta nosotros transformando nuestra naturaleza humana, el progreso no consistirá tanto en nuestra elevación como en la limpieza de todo lo que nos retiene, lo que nos oscurece. La limpieza del inconsciente con todos sus miedos, deseos, dolores y distorsiones, adquiere una importancia fundamental. En el nivel inferior de la conciencia humana se halla el subconsciente, que es el resultado de la evolución de la vida en la Materia. Contiene todos los hábitos de la vida, incluidos los de la enfermedad y la muerte.

Escribió: "Al mismo tiempo que llegaba a la frontera superior de la supermente, donde las grandes 'ondas de los colores' se funden con la Luz blanca", Sri Aurobindo tocó igualmente la roca negra que estaba abajo.

"Llevo mucho tiempo cavando en lo profundo
entre horrores de suciedad y lodo…
Una Voz gritó: '¡Ve adonde nadie ha llegado!'
cava aún más profundamente
hasta que llegues a la horrenda piedra angular
y llames a la puerta que no tiene llave".

Se encontraba en el fondo del pozo de la Materia "inconsciente" cuando, sin transición: "Irrumpió en otro Espacio y otro Tiempo"; "un insondable asombro sellado de Luz", "una gran inversión de la Noche y el Día cambió los valores de todos los mundos"; "lo alto se encuentra con lo bajo, todo en un único plan".

Irrumpió en lo Supramental, que es la base misma de toda la materia, experimentando una iluminación de las propias células del cuerpo. Evidenció dentro de sí que la conciencia superior y la conciencia inferior están contenidas en lo Supramental.

Expresó: "Tienen que entrar en el último finito si quieren llegar al último infinito". "El cielo en su éxtasis sueña con una tierra perfecta. La tierra, en su tristeza, sueña con un cielo perfecto. Temores encantados los apartan a ambos de su unidad".

Sri Aurobindo luego se iría a una colonia francesa de la India, pero no dejó de encontrar dificultades allí. Algunos de sus seguidores revolucionarios acudieron para quedarse con él, esperando que reanudase sus actividades en ese terreno. Cuando un día le pidieron que volviera a la lucha política, respondió rápidamente que lo que hacía falta no era "una rebelión contra el gobierno británico, que cualquiera podría llevar a cabo… [sino] una revolución contra la Naturaleza universal entera".

Para Sri Aurobindo no eran las fuerzas humanas las que producirían la transformación de la realidad, sino una realización y entrega cada vez más consciente a la Fuerza Divina. Las limitaciones de la mente humana, de la naturaleza vital y física, eran demasiado grandes. En relación al cuerpo físico, Sri Aurobindo dijo: "En la tradición espiritual se ha considerado el cuerpo físico como un obstáculo incapaz de espiritualización o transmutación y un pesado lastre que ataba el alma a la naturaleza terrena y le impedía ascender a la plenitud espiritual en Lo Supremo o a la disolución de su ser individual en Lo Supremo. Pero, aunque esta concepción del papel del cuerpo en nuestro destino es suficientemente adecuada para un sadhana (disciplina espiritual) que sólo vea la tierra como un campo de ignorancia y la vida terrena como una preparación para una retirada salvífica… es insuficiente para un sadhana que conciba una vida divina sobre la tierra y la liberación de la propia naturaleza terrena como parte de un objetivo total de encarnación del espíritu aquí. Si nuestra meta es una transformación total del ser, una transformación del cuerpo debe necesariamente formar parte de la misma. Sin ello no es posible una vida divina plena sobre la tierra".

Sri Aurobindo no fue ningún teórico, sino que comprobó en su propio cuerpo físico, emocional y mental los efectos del sadhana, mientras trabajaba en el nivel del subconsciente y el inconsciente., sobre todo en el período de 1926 hasta 1940. En ese período, el trabajo discurrió en un nivel que Sri Aurobindo llamaba "la mente celular", "una oscura mente del cuerpo, de las propias células, moléculas, corpúsculos"; "esta mente del cuerpo es una verdad muy tangible. Debido a su oscuridad y su aferramiento mecánico a los movimientos pasados y al fácil olvido y rechazo de lo nuevo, encontramos en ella uno de los obstáculos más importantes para el empapamiento por la Fuerza supramental y la transformación del funcionamiento del cuerpo. Pero, por otra parte, una vez convertida será uno de los instrumentos más preciosos para la estabilización de la Luz y la Fuerza supramentales en la Naturaleza material".

Sri Aurobindo descubrió luego que la transformación completa de la humanidad no era posible para un individuo: "Para ayudar a salir a la humanidad no bastaba que un individuo, por grande que fuera, lograra una solución individual, [porque] incluso cuando la Luz está dispuesta a descender, no puede quedarse hasta que el plano inferior también esté preparado para soportar la presión del Descenso".

Su discípula, llamada luego La Madre, escribió: "Si se quiere hacer el trabajo en solitario es absolutamente imposible terminarlo, porque todo ser físico, por completo que sea, aunque sea de una clase enteramente superior, aunque esté hecho para una obra muy especial, no deja de ser parcial y limitado. Sólo representa una verdad, una ley, y la transformación plena no puede lograrse sólo a través de él, de un único cuerpo… de modo que si se quiere realizar una acción general, al menos hay que contar con un mínimo de seres físicos."

Para ellos, Sri Aurobindo y La Madre, la actividad en el mundo era un medio fundamental: "La vida espiritual halla su expresión más poderosa en el hombre que vive la vida corriente de los hombres con la fuerza del yoga [o la meditación u oración, con la disciplina que le permita la fusión con la Conciencia Supramental]… Esa unión de la vida interior y la exterior es la que permitirá a la humanidad elevarse y volverse poderosa y divina".

La conciencia de la tremenda resistencia colectiva del subconsciente y el inconsciente no obstaculizó que se lograra alcanzar una meta transcendental para la humanidad: el que ahora el cambio total y radical del ser humano y las condiciones de vida, en lugar de una posibilidad individual es una posibilidad colectiva. Este es precisamente el trabajo de Sri Aurobindo: establecer como un hecho y una posibilidad terrena para todos la conciencia supramental.
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Citas extraídas y resumen realizado de:

Govindan, M. (1996). Babaji y la tradición de kriya yoga de los dieciocho siddhas. (4° ed). Canadá: Kriya Yoga Publications.

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